jueves, 23 de junio de 2016

Reseña: POLYBIUS de Francisco Jota-Pérez.



Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:

POLYBIUS de Francisco Jota-Pérez.

El videojuego Polybius, presentado en forma de arcade tradicional, fue lanzado al mercado en 1981 por una compañía desconocida llamada Sinneslöschen. Su distribución fue escasa, apenas unas pocas salas recreativas de los suburbios de Portland, Estados Unidos. La simplicidad del juego y la superioridad de los gráficos y el sonido lo convirtieron en un videojuego tremendamente adictivo. No obstante, sus efectos eran demoledores en el subconsciente del jugador: brotes epilépticos, mareos, pérdidas de memoria, náuseas, alucinaciones, terrores nocturnos. Se han documentado incluso intentos de suicidio propiciados por los mensajes subliminales del juego: murmullos ininteligibles que brotaban sin obedecer a ninguna lógica interactiva, gritos aterradores y quejidos de dolor. Después de que un niño de ocho años falleciese de un ataque epiléptico, las máquinas fueron retiradas de los salones recreativos y Polybius desapareció para siempre. El propio nombre de la compañía ya era una advertencia: en alemán Sinneslöchen significa “pérdida de los sentidos”.

Muchos subestiman el poder de la leyenda urbana. Lo que hace siglos e incluso milenios eran creencias, mitología o profecía, a día de hoy mantiene su fortaleza pese a ocultarse bajo un nombre más moderno y actual y, en muchas ocasiones, manteniendo los mismos objetivos, ya sean dar respuesta a hechos inexplicables, reforzar la fe hacia una creencia u otra, enriquecer el folclore local o, sencillamente, atemorizar al vecino con historias que el boca-oído se encargará de deformar, evolucionar y difundir.

Las leyendas urbanas van mucho más allá de la chica de la curva o el episodio del perro y la mermelada. Muchas de estas historias han hecho tambalear los cimientos de la creencia del colectivo, muy por encima del amigo del amigo de un conocido que asegura que la historia es verdad. Han movido masas a la investigación, se ramifican creando leyendas a raíz de leyendas y sobre todo, perduran. Avistamientos de criaturas que parecen venir de otro mundo o del mismísimo infierno, la búsqueda incansable de dar credibilidad a la existencia del vampiro, el fantasma o demás criaturas de origen prehistórico que habitan en lagos escoceses... Si nos pusiéramos exquisitos, los supuestos milagros que un enfermo mental con crisis existencialista y ganas de llamar la atención atribuyó al hecho de creerse el hijo de Dios no dejarían de ser lo que hoy llamamos leyendas urbanas.

Las nuevas tecnologías, vehículos, electrodomésticos, el mismo ciberespacio no se han librado de convertirse en nidos donde se cuida, cría y alimenta el germen del rumor hasta que éste crece sano y fuerte y alcanza el estado de mito.

Por supuesto, los videojuegos no son ninguna excepción. No son desconocidos para los gamers la existencia de "easter eggs" falsos, logros y recompensas que el rumor han creado y la ignorancia ha mantenido vivos. Pero si hay una leyenda urbana que merece mención en este campo es, sin duda, la que ha protagonizado a lo largo de los años una maquina recreativa llamada POLYBIUS.

Mucho se ha dicho de esta supuesta máquina maldita, y en la mayoría de los casos resulta sorprendente cómo un buen número de los datos coinciden. Fue en 1981 cuando una recreativa con el extraño nombre POLYBIUS apareció en los salones de juegos sin llamar especialmente la atención. Sin embargo, reiterados casos de ataques, alucinaciones e incluso algún suicidio empezaron a levantar sospechas, y varias miradas ya se fijaban en aquel extraño trasto, llenas de conjeturas, rumores e ideas conspiranoicas, acrecentadas por la supuesta visión de gente vestida de negro en torno a la recreativa crearon lo que hoy se considera la leyenda urbana más famosa de los videojuegos.

POLYBIUS también ha protagonizado montones de historias y relatos a lo largo de los últimos años. Sin ir más lejos, Ernest Cline, autor que convirtió en superventas su debut READY PLAYER ONE menciona y da su peculiar versión de la leyenda en su último libro ARMADA. Mención merece también el relato que Ángel Luis Sucasas escribió para la antología de relatos IGNOTA.

Lo que Francisco Jota-Perez nos trae de la mano de la valiente editorial Antipersona va más allá de un estudio del mito, un ensayo o una novela, porque es todo esto y muchos más. POLYBIUS te pone a prueba, es el nivel Ultraviolencia del Doom, enfrentarse al Dr. Willy sin contenedores de energía y mandar a Isaac al infierno con solo medio corazón.

Hablando de manera que me entienda todo el mundo, este pequeño librito (96 páginas) se compone por un lado de capítulos que, a modo de investigación, nos sumergen en la historia de POLYBIUS. Origen, desarrollo y consecuencias a medio y largo plazo de lo que supuso este mito en una sociedad ávida de nuevas experiencias, donde se buscaba explicación a todo, y lo misterioso era explotado y estirado hasta el límite de la rotura. Dichos capítulos se alternan con una historia ficticia a medio camino entre el género bizarro y la tragicomedia de situación, aunando una fuerte crítica social y laboral con elementos sacados de multitud de videojuegos, creando una relación de caos ordenado de irrealidad o, al contrario, de una realidad más nítida de la que jamás habíamos visto (Al fin y al cabo, el libro viene acompañado de un póster cuyo eslogan reza: Reality is a Prison).

O puede que no sea nada de esto. Puede que el texto no quiera hacer más que emular al juego en que se inspira y el autor se divirtiera manipulando nuestra mente y retorciendo nuestra percepción. Puede que no signifique nada y que todo esto esconda un ejercicio literario sin pies ni cabeza, una locura... Pero a veces, bien lo sabemos, ciertas locuras nos hacen abrir los ojos en un ataque de cordura y otras veces contemplar la vida real y no pensar en que vivimos en un mundo de locos y egoístas es lo raro. Solo hay que poner como ejemplo cierta escena que ocurre en un ascensor. Uno no sabe si descojonarse o aterrorizarse por la situación.

Lo que sí está claro es que Jota-Pérez domina el campo que quiere reflejar, llenando las historias de elementos y referencias sobre videojuegos que solo auténticos veteranos del campo, los que vivieron de lleno en un mundo en dos dimensiones y sus partidas eran precedidas por cargas multicolores, pillarán al vuelo.

Pero igual de importante que el texto es el mensaje que POLYBIUS quiere mandar. Su texto sencillo (Ojo, la narrativa de Jota-Pérez es un grato descubrimiento muy a tener en cuenta. Con "sencillo" no me refiero a que sus tramas y manera de escribirlas sean simples, sino que se adaptan y moldean a la mente del lector, alternando tonos de voz que van desde la más sentida tristeza a la peligrosa rabia, pasando por la más absoluta indiferencia) explora y expone no solo una leyenda, urbana, sino también su anatomía, cómo surgen, de qué se alimentan y cómo maneja a las masas, haciendo que en ocasiones (no pocas) el acto no cree la leyenda, sino que el mismo mito puede ser capaz de hacer realidad lo que en ella se dicta.

POLYBIUS es una prueba de ingenio para el lector, un sudoku donde la imaginación impone las reglas solo limitadas por la leyes de la realidad. POLYBIUS no solo habla de una máquina, ni de una leyenda, POLYBIUS habla de la mente humana, de la razón, de la locura y de la colmena invisible que día a día crece con nuevas celdas secas de pensamiento propio.

POLYBIUS es, en definitiva, una pequeña dosis de realidad, un chute de sentido común. Una droga tan al alcance de todos y a la vez tan rehuida.



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