jueves, 13 de octubre de 2016

Reseña: ISLA DE SIRENAS de Norberto Luis Romero



Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:

ISLA DE SIRENAS de Norberto Luis Romero.

Carnal y Serafín, hermanos gemelos que viven en una pequeña isla que a lo largo de su historia ha servido de prisión y patíbulo, y donde han ocurrido inexplicables muertes, comparten una vida rutinaria con sus abuelos: Anselmo, acosado por una demencia senil prematura y cuyo único entretenimiento es ver en la televisión los dibujos animados de Mickey; y Adelina, maestra retirada, mujer de enorme entereza pero que extravía su presunta cordura asistiendo a reuniones espiritistas. La armonía de la casa y el enfermizo cariño que los hermanos se profesan se verán fracturados con la llegada de Nerea, una joven finlandesa aficionada a coleccionar caracolas y conchas marinas. 
Ambientada en los días en que Rusia lanza al espacio a la perra Laika a bordo del Sputnik II, la acción se desarrolla en una atmósfera sofocante donde los personajes, en razón a extrañas circunstancias, van descubriendo el oscuro pasado que signa a la familia y al resto de los habitantes de la isla, condenados a padecer el infortunio a raíz de un terrible antepasado, un hombre cruel y sanguinario cuyo oficio fue el de verdugo. Carnal, a la vez que investiga las costumbres de unos insectos que se alimentan de cadáveres -que tiene prisioneros en un terrario- y mantiene una rara correspondencia con su tío Rodrigo, que emigró a Australia de joven, se obsesiona por recuperar el cariño de su hermano gemelo... una obsesión que le llevará a descubrir una historia familiar oculta y a cometer los crímenes más abyectos.

Una de las peculiaridades de los relatos donde el protagonismo se lo lleva la muerte y la tristeza o ira que ella trae tras de sí, independientemente de que hablemos o no del género de terror, es la capacidad de convertir lo que ha sido un escenario cotidiano y regido por la rutina en un pequeño abismo personal. Una gasolinera, una cafetería e incluso un sencillo supermercado empiezan a suscitar imágenes y sensaciones no deseadas, dominadas por la desdicha, el miedo o la asfixia emocional.
No obstante, existen lugares que. por así decirlo, ya vienen predefinidos por esas sensaciones. Sitios que por su sola naturaleza, o por costumbre misma, se convierten a título personal en paradas a evitar y en las que el escritor ve una vía de escape para perderse en sus más íntimos miedo... o para encontrarse a si mismo y usarnos a nosotros como reflejos de sus historias.

Mencionar una mansión abandonada, un hospital de noche o un cementerio sería simplificar al máximo el ejemplo al que me refiero. La cultura popular se ha encargado de pervertir lugares como estos llenándolos de de rincones misteriosos, maldiciones, asesinos, fantasmas y demás criaturas tan irreales como peligrosas y así, llega un momento en que crear un entorno terrorífico usando uno de estos escenarios "predefinidos" tiene un merito escaso que hay que saber cubrir contando una historia interesante y original.
¿Y si digo que el elemento que abarca el 70% de la superficie del planeta es, a título personal, uno de los que más miedo e inseguridad me han provocado desde la misma infancia? El mar y lo que le rodea, costas, puertos, faros y todo el misterio, las leyendas, mitologías que a todo ello envuelve han inspirado cientos de sueños y pesadillas a personas que más tarde plasmarían en el papel en forma de relatos, novelas y poemas inquietantes protagonizados por barcos fantasmas, monstruos marinos, apariciones de ultratumba entre otros... pero no solo encontramos el terror en lo que el gran azul nos escupe de sus entrañas preñadas de superstición y malos augurios, sino que su sola presencia abre la mente de escritores y lectores a las más inverosímiles situaciones.

Norberto Luis Romero es consciente de eso y no le hace falta recurrir a elementos fantásticos para que ISLA DE SIRENAS sea una lectura tan brillante como terrorífica.

Como primer acercamiento al autor, ya venía predispuesto a una lectura poco común, no solo por la colección a la que pertenece, Planeta Maldito de Valdemar, una serie de novelas, según la propia editorial "destinada a textos curiosos, raros, libertinos y malditos", sino por una reputación que le precede y le cataloga de grotesco y claustrofóbico e incluso sencillamente de raro. Dotando a sus textos de momentos macabros, sensuales y altas dosis de misterio, obras como LA NOCHE DEL ZEPELÍN, SIGNOS DE DESCOMPOSICIÓN o EL MOMENTO DEL UNICORNIO forma parte del legado que el escritor argentino nos ha dejado para el disfrute y bueno... el desasosiego. Y la verdad es que no desmerece la opinión que la crítica le ha atribuido, pero si nos mantenemos con el ejemplo de ISLAS DE SIRENAS, hay que reconocer que es más que una lectura extraña.

Incomodo. Así es como parece ser que Romero quiere que te sientas mientras lees su obra, y no son pocos los elementos de los que dispone para conseguirlo, añadiendo a cada ingrediente nuevo un peso extra a una atmósfera ya cargada y dominada por la pesadumbre y las malas sensaciones.
Si, como comentaba, el mar toma un papel importante en la historia, pero no como puerta a otros mundos o nido de elementos fantásticos, sino que actúa como prisión de barrotes naturales en una isla precisamente de orígenes presidiarios. Orillas y acantilados cierran la puerta a una salida deseada pero inalcanzable y acrecenta la claustrofobia encerrándonos junto a la familia protagonista, que serán quienes lleven el ritmo de la historia.

Son estos, los personajes los que proporcionan el lado más insano de la obra, una extraña mezcla de habitantes de la España más rural, con perfiles psicológicos altamente inestables causados por pasados llenos de misterio y esqueletos que ya no caben en el armario. Desde los gemelos protagonistas Carnal y Serafín, su abuelo, que sufre una grave demencia senil al que solo mueve la diaria hora Disney y su adorado Mickey Mouse y Adelina, la, en apariencia locuaz abuela que parece haber perdido el camino recto desde que asiste a sesiones espiritistas. No os confundáis, en ISLA DE SIRENAS no hay héroes, no vais a encontrar una nueva lucha entre el bien y el mal, ni la empatía con alguno de los habitantes de la isla que os haga comprenderlos, sufrir o disfrutar con ellos. Tanto principales como secundarios son usados con maestría por el autor para hacernos sentir la mencionada incomodidad que mencionaba anteriormente, y habrá, no lo dudo, quien piense que esta novela no tiene ningún objetivo, ni moraleja y a cambio encuentre situaciones donde la ética es cuestionada y la naturaleza humana interpreta un papel a medio camino entre lo teatral y lo surrealista.

Ésta no es una novela para todo el mundo. Quizá es de esas historias que ayudan a que uno se evada de la vida real y, tras un rato de lectura, abrazarse a su vida rutinaria, aburrida y donde uno no puede esperar nada malo del vecino y los secretos no son tan peligrosos como una navaja recién afilada acariciando nuestro cuello. ISLA DE SIRENAS no es una novela de terror propiamente dicha, más bien estamos ante un relato donde un drama familiar alcanza la elegancia del horror gótico sin esquivar el realismo sucio y la elegancia en su escritura. Así, con un ritmo pausado de manera intencionada para evocar imágenes capaces de encontrar belleza en los fotogramas más repulsivos, saltaremos una y otra vez como si de una rayuela se tratara adelante y atrás en el tiempo, ordenando las piezas del complicado rompecabezas que busca dar sentido al cuadro completo...

... un lienzo que, a modo de mosaico de tonos apagados, suscitará al espectador más preguntas que respuestas, una imagen casi nihilista de la naturaleza humana, que viene a decir que tomemos el camino que tomemos, la muerte es, y siempre será, la última parada. A quién tenemos que rendir cuentas por nuestros actos en vida, es indiferente, ya que quizá seamos nosotros los únicos capaces de juzgar nuestra propia moral.
Pero si alguien o algo nos arrebata eso, si desaparece esa línea que separa el bien o el mal, ¿De qué seríamos capaces?, ¿hasta qué extremo llegaríamos para comprender a los que más queremos e intentar entender un significado del amor y el odio que dista mucho del que tenemos nosotros?

Con una prosa magnífica, en una extraña comunión que une la primera y la tercera persona donde los diálogos se juntan con la narración y misteriosamente pese a la sensación de incomodidad que no nos abandona, uno no solo se acostumbra, sino que se deja llevar, Norberto Luis Romero crea con ISLA DE SIRENAS una pequeña pieza fundamental en el teatro grotesco hispano, como contemplar la obra maestra de un embalsamador y esperar, pese a las mutilaciones y rasgos que únicamente la muerte es capaz de crear, a que el cuerpo abra los ojos y nos sonría con tristeza.

3 comentarios:

  1. Muchas gracias por tan inteligente reseña. Un saludo terrorífico,
    Norberto
    (la he colgado en mi blog)

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    1. Muchas gracias a ti por molestarte en leerlo. Espero en un futuro próximo leer mas obras tuyas.

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  2. Es uno de mis autores favoritos!!!
    Te recomiendo mucho Signos de descomposición, el comienzo es brutal =)

    Besotes

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