martes, 7 de marzo de 2017

Reseña: LEÓN GONZÁLEZ, ANTICRISTO de Manuel Amaro Parrado.



Autopsias Literarias del Dr. Motosierra presenta:

LEÓN GONZÁLEZ, ANTICRISTO de Manuel Amaro Parrado.

León González cumple los tres requisitos indispensables para ser una potencial arma de destrucción masiva: no tener referencia moral ni guía en la vida, ser de inteligencia distraída (tonto, según la gente de la calle) y tener poderes que no sabe controlar.

El reloj del apocalipsis se ha puesto en marchay por ello tres fantasmas serán enviados para avisar a León del importante papel que le ha tocado desempeñar: salvador o destructor del mundo.

Por ello, nuestro antihéroe iniciará una aventura en la que tendrá que lidiar con psicópatas, médiums, resucitados, espíritus cabreados, sectas satánicas, gánsteres de medio pelo, arcángeles, un diablo que ansía su alma por encima de todas las cosas e incluso la misma Parca.

El objetivo será encontrar el Grimorio del Nazareno, un libro de hechizos que la familia González atesora desde tiempos inmemoriales, y que podría hacer que los poderes de León fuesen totalmente ilimitados.

El destino del mundo está en las peores manos posibles…

Vivimos tiempos confusos, peligrosos, donde el hombre se preocupa más en las apariencias que en ser autentico y tener claro sus propios principios para terminar convirtiéndose en un modelo de hipocresía movido por el egoísmo y el quedar "guay" frente a los demás solo por el qué dirán.
"Tu libertad termina donde comienza la mía". Seguro que os suena esta frase. Es más, posiblemente la hayáis usado en algún momento en que una discusión trivial en alguna red social adquiría tintes filosóficos e intelectuales para mostrar (casi a la desesperada) mayor conocimiento sobre el concepto de la libertad de expresión o zanjar cualquier conversación de una vez por todas antes de que el tema se vuelva más violento.

El hombre actual parece vivir constantemente ofendido, permanentemente a la defensiva ante la necesidad de expresar sus sentimientos y censurar los de los demás. Cada día ocurren cosas que nos ponen a unos en contra de otros, ya sean por motivos raciales, sexuales, políticos o religiosos y, en una, antes de comenzar perdida, búsqueda de una utopía donde todos opinan igual y la egoísta idea de la posesión de la verdad absoluta y el uso de la libertad de expresión es solo aplicable a uno mismo. la literatura por suerte sigue siendo un terreno donde se han librado pocas batallas en nombre de lo moralmente correcto. No digamos ya en la literatura de género donde en muchas ocasiones es hasta necesario derribar ciertas barreras que delimitan el camino que queremos recorrer. Y en un país como el que vivimos , en el que parece que en ciertos aspectos nos hemos estancado en la edad media y la inquisición vigila todas las redes en busca de cualquier pensamiento que contamine su ideal retrogrado, es de agradecer que existan plumas tan despreocupadas y arriesgadas como la de Manuel Amaro. Y jugársela en clave de humor.

El presente autor ya nos hizo una grata visita hace muy poco en este blog con DIOSES Y CORDEROS, una inusual colección de relatos de terror conectados entre sí a modo de fix-up que mostraba al hombre como el ser más monstruoso que puede crear la imaginación, sobre todo cuando está en poder de una posición que le da un poder casi divino ante sus semejantes. LEÓN GONZÁLEZ, ANTICRISTO, su más reciente trabajo, sin poseer nada que le asemeje al otro mencionado trabajo, ni en estilo ni en carácter, sí que mantiene cierto parecido en el trasfondo, ya que volvemos a tener de protagonista a alguien en posesión de grandes poderes, pero al contrario de la crueldad y el egoísmo de la que alardeaba DIOSES Y CORDEROS, aquí son los demás y no el "favorecido" quienes buscan aprovecharse de unas habilidades que pueden cambiar el destino del mundo.
Pero no os engañéis, lejos de lo que hayáis podido leer anteriormente y en contra de lo que pueda dar a entender una portada más propia de un álbum de Brutal Death Metal, LEÓN GONZÁLEZ ANTICRISTO es una comedia sobrenatural absolutamente gamberra y en ocasiones con un humor más próximo a lo barriobajero que al "inteligente", es decir, mal que me pese, cercano al que estoy acostumbrado a leer de gente de nuestra tierra.

Si, claro, para mí sería muy fácil atribuirle mis quejas a la falta de ideas de los autores españoles, pero me gusta complicarme la vida y prefiero pensar que todo es fruto de mi mala suerte eligiendo lecturas. La cuestión es que la mayoría de novelas y relatos escritos en nuestro país que se atreven a mezclar comedia con géneros como la fantasía, la ciencia ficción y sobre todo el terror que he leído parecen cortadas por el mismo patrón. O eso o que sus creadores han leído el mismo manual para dummies sobre como escribir historias graciosas con zombis, vampiros y demás criaturas del más allá. Sea como sea, el resultado tiende a ser el mismo: chistes de pedos y tetas, comentarios acerca del tamaño de los penes, uso del tema de moda de precaria fecha de caducidad aludiendo a la política o la telebasura y poco más.

En apariencia, LEÓN GONZÁLEZ, ANTICRISTO (Por cierto, secuela directa de LEÓN GONZÁLEZ, SANTO, pero que gracias a un exhaustivo resumen en los primeros capítulos, puede leerse sin ningún problema) no se aleja demasiado de este esquema. Pero joder, estamos en un país de chiste, y donde bastante difícil es ya reírse, tiene merito que un escritor se esfuerce en sacarnos una sonrisa aunque sea con chistes resabidos y coñas que rozan el mal gusto, ¿Y sabéis qué? Que Amaro lo consigue, aunque sea a ratos. ¿Y cómo lo consigue?

Pues principalmente por su protagonista, León. Acostumbrados en este tipo de historias a personajes prepotentes a los que todo les sale mal pero prefieren volverse ciegos, sordos y mudos y a parodias de personas que abusan de las oportunidades para hacer el ridículo, Manuel Amaro construye en esta novela una personalidad moldeable, diríase evolutiva, que por unas circunstancias u otras, la sociedad le ha puesto en la frente la etiqueta de tonto y voluntariamente inadaptado para todo. Vamos, lo que comúnmente se le conoce como faltarle un par de vueltas en el microondas. Sin embargo las responsabilidades de las que se tiene que hacer cargo y cómo éstas le superan en número y fuerza, ya sea porque el trabajo encomendado le queda grande o porque los demás no paran de ponerle obstáculos, le alejan de los estereotipos de la comedia regurgitada anteriormente mencionados, y a cambio se antepone otro tipo de sentimientos que cualquier lector interpretaría como ternura.

Al poco tiempo de conocer a León nos quedan claras varias cosas. Una de ellas es que evidentemente el pobre es más tonto que cagar de lado, aunque no hablamos de una ineptitud intencionada, porque otra de las cosas de las que nos damos cuenta es que el protagonista en ningún momento busca provocar el mal que va causando allá por donde va... bueno, la gente puede acabar traumatizada de por vida e incluso muerta, pero es la inocencia, y sobre todo la ignorancia y el verse forzado una y otra vez a hacer cosas que realmente no desea lo que guía los pasos de León, y no es complicado notar su confusión, malestar e incluso algunos momentos de ira. ¿cierta identificación con el personaje?, ¿Comprensión?... Es posible, y eso le convierte en ancla y al mismo tiempo brújula de la historia . Además,de León, un  personajes secundarios pero constantes a lo largo de la trama como son un peculiar demonio y la aún más peculiar mascota perro llamado Sprocket no hacen sino realzar y amplificar la señal del mensaje que nos quieren trasmitir; que no todos somos iguales, que tener la posibilidad de doblegar a la humanidad no implica que necesariamente haya que hacerlo, que algunos solo buscamos algo tan simple como sobrevivir, y a ser posible, sentirnos a gusto con nosotros mismos haciéndolo.

Estos no son los únicos personajes que aparecerán a lo largo de LEÓN GONZÁLEZ, ANTICRISTO, aunque la mayoría de ellos bien tiene papeles más bien casuales, que en cuanto han cumplido con su cometido desaparecen sin dejar rastro. Esto me lleva a hablar de otro detalle llamativo de la novela: su ritmo.
Al igual que ocurre con su protagonista, la misma historia y su estructura va evolucionando a medida que avanzamos. Buena parte de la trama nos lleva de manera frenética (a veces demasiado) de un escenario a otro, de una situación inverosímil a otra, y son solucionadas de manera casi autoconclusiva, dando a la novela la apariencia de una colección de sketches humorísticos o relatos independientes, y es ya hasta casi el final cuando el argumento consigue centrarse y encontrar una ruta a seguir. No es esta exactamente una crítica negativa, pero a veces da la sensación de que la estructura va construyéndose de manera improvisada, sin ningún tipo de planificación previa en la que el escritor se ha dejado llevar arrastrándonos a nosotros a su paso.

Dejando de lado la solidez e inusual profundidad de su protagonista, el resto de los ingredientes de los que se compone LEÓN GONZÁLEZ, ANTICRISTO sí que son bastante comunes. Tenemos un trasfondo y escenario muy propio de las historias donde predomina el humor negro made in spain, que resaltan los aspectos negativos de la sociedad hasta lo absurdo y se burla constantemente de las clases altas y las ideas preestablecidas. Podríamos mencionar la obra cinematográfica de Álex de la Iglesia para ejemplificar estos conceptos, resaltando para no alejarnos demasiado de la temática presente, El Día de la Bestia. No faltan tampoco multitud de parodias de secuencias y obras conocidas como El exorcista, Cuento de Navidad o Ghost, acercando la historia al público y ofreciéndole un terreno conocido.
Y por supuesto chistes de manual básico que seguramente los más "progres" no dudarían en tachar de sexistas, homófobos, racistas y un largo etcétera, que unas veces atenta contra la religión y otras contra la solidaridad hacia los más necesitados. En definitiva, coñas que algunos considerarán oportunidades aprovechadas para insultar o faltar a su respeto, pero que otros por suerte, quiero pensar que la mayoría, aprovechamos para reírnos de nosotros mismos y de todo lo que nos rodea, que no busca ese supuesto odio que últimamente algunos no se cansan de predicar, sino aprender a no tomarnos todo tan en serio, aunque sea por un rato. Aunque hay que decir que tampoco es que Amaro desaproveche la oportunidad de ser mordaz con muestras de un humor bastante crítico, donde por supuesto la iglesia y las religiones en general son los más damnificados.

No es un tipo de humor que me entusiasme, queda claro, a veces por resultar bastante facilón o por abusar de la misma gracia hasta perder todo sentido (¿Quién no recuerda al Chavo o al Chapulín Colorado?), aunque de vez en cuando el autor deja asomar ideas de lo más interesantes, ya sean cómicas o serias, pero al final poco aprovechadas.
Así que no, no es "humor inteligente", o científico o treméndamente concreto, pero en comparación con desastres literarios que intentaron lo mismo como ZOOMBI de Bermúdez, o ESPAÑA: GUERRA ZOMBI de Noguera, al menos LEÓN GONZÁLEZ, ANTICRISTO sabe poner en marcha la sonrisa desde el principio y mantenerla aunque sea a ralentí, compensando carencias con virtudes obvias.

Concluyendo, el último trabajo de Manuel Amaro no es una obra memorable ni cambiará la forma de ver la literatura de humor a nadie, mucho menos la de terror, pero sabe ofrecer un buen rato con altas dosis de mala leche, mostrando el lado más gamberro de su autor y alguna pizca de originalidad. Y ante todo, su autor da una muy buena lección sobre como crear un personaje capaz de merendarse el solo cualquier otro elemento de la historia y sin dejar en ningún momento de ser lo que es: un ser humano perdido, confuso, y con un hambre que te cagas.


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